Discurso de presentación de Alfredo Sanzol, director del Centro Dramático Nacional
Bienvenid@s a la presentación de la Temporada 21/22.
El trauma de la pandemia nos ha dejado una sociedad que necesita reconstrucción y en esa reconstrucción se implica el Centro Dramático Nacional con la exhibición de sus producciones, coproducciones y compañías invitadas, como parte del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música.
Los desastres dejan en la memoria colectiva una marca que señala un antes y un después. Una marca que, tarde o temprano, requiere ser atendida. The Quest, N.E.V.E.R.M.O.R.E., El libro de Sicilia, Alfonso el Africano, Los últimos Gondra o Rif (de piojos y gas mostaza) ponen su mirada sobre un desastre histórico que ha condicionado el futuro.
Los fragmentos resultantes de un impacto golpean sobre la sensación de realidad y las historias construyen conocimiento y permiten la aceptación. Dar forma es también dar sentido. Dar forma es tender hacia la unidad de lo deshilvanado, tejer historias ayuda a desarrollar el anhelo de reconstrucción. Es imposible reconstruir sin palabras. Las propias palabras son las primeras víctimas de la destrucción. Usar palabras para mentir, dar sentidos falsos a las palabras, unir palabras para manipular, desprestigiar palabras por poder. El Golem, Lengua madre, Manual básico de lengua de signos para romper corazones, El cuaderno de Pitágoras ponen la palabra o la lengua de signos, el uso que se hace de la palabra y de la lengua para dibujar la realidad, en el centro del conflicto.
La palabra nos hace como sociedad, nos sostiene como comunidad. El Teatro es el arte comunitario por excelencia, y el público, incluidas las y los más jóvenes, en cuanto ha podido, lo ha defendido con su presencia, como lugar de encuentro y de salvación. Titerescena se consolida como una línea esencial de nuestra programación.
El drama se basa en la mutación, en el cambio. Las historias permiten que la corriente no se estanque. El Teatro, en el escenario, transforma los interruptores en accionadores. Los farsantes, Canción para volver a casa, Dragón, Inloca, Luna en Marte, Comedia sin título cuentan historias que tienen que ver con la fuerza de las historias.
La ficción, desde el principio de la pandemia, ha sido un instrumento esencial para tejer realidad y tejer comunidad. La amenaza de incertidumbre y desintegración se ha paliado con la fantasía. “La vida es sueño”… quizás hoy podríamos decir “El sueño es vida”. El futuro no va a ser como el pasado, la reconstrucción no podrá servirnos para hacer una réplica, la reinvención es necesaria por la propia imposibilidad de restituir las pérdidas humanas que todos hemos tenido. Blast, La última noche del mundo, FRATERNITÉ, conte fantastique, hablan de utopías y de distopías, de la necesidad de atender a la inercia, porque se puede convertir en el peor enemigo; llaman la atención sobre la urgencia de la creatividad y del esfuerzo para humanizar al destino.
El neoliberalismo ya está inventando un presente en el que la mejor solución, como siempre, es el consumo. La vida siempre por detrás de la codicia. Supernormales, Hamlet, Las que limpian / As que limpan, Imitation of Life, Las aves / Els ocells, ponen el foco sobre la integridad de la persona, sobre las reglas despiadadas que usurpan el territorio a la dignidad y a los propios cuerpos; sobre la violencia implícita y explícita que amparan las normas sociales.
En la reconstrucción es esencial el cuidado. Nunca dejaremos de ser vulnerables, aunque ahora veamos la luz al final del túnel. Queremos que el juego y la fiesta teatral siempre estén al servicio del bien común, que siempre sean políticos en su sentido más profundo y necesario. Para cambiar la realidad es necesario primero cambiar la visión de la realidad, y para eso está el Teatro, para cambiar y ampliar nuestra mirada. El drama lo cambia todo.
El Centro Dramático Nacional, a través de su programa de Acción Dramática, nos invita a nuevos lugares de encuentro, investigación y reflexión en torno a los cuales, por una parte se potencia la función del espectáculo y por otra se generan nuevos vínculos y comunidad con el público y las y los profesionales del sector.
Cartas Blancas, Encuentros con los equipos artísticos moderados por estudiantes, + Dramas, el Club de lectura y el Taller de iniciación a la escritura teatral, son propuestas transversales que amplían la dimensión de significado de las creaciones y abren, al mismo tiempo, nuevas vías de comunicación y participación con el público.
Esta temporada proponemos además, con el Taller de conciliación y las Jornadas de puertas abiertas en el local de ensayos de Almendrales (en Usera), dos acciones que quieren animar la presencia del público en nuestros espacios.
A través de los Profesionales del Dramático, el Centro Dramático Nacional promueve el encuentro entre las y los profesionales de las Artes Escénicas. Los talleres intensivos, las clases magistrales y las convocatorias Dramout y Apunto crean territorios de investigación, intercambio y formación.
Las Residencias Dramáticas seguirán esta temporada trabajando con un grupo de dramaturgas y dramaturgos, con el objetivo de que desarrollen la escritura de un texto original, al mismo tiempo que participan en las actividades de los teatros.
Los Nuevos Dramáticos es nuestro proyecto para niñas y niños que pretende ponerlos en el centro de la creación junto a profesionales del Teatro, con los que realizarán un proyecto más adelante, como haremos esta temporada con Luna en Marte.
Dramawalker es una experiencia de ficción sonora que, a través de un trabajo de mediación en barrios, da un nuevo significado a la geografía de nuestras ciudades y sus habitantes.
Y Dramática, la revista que publica el Centro Dramático Nacional, seguirá siendo otro de nuestros foros de pensamiento contemporáneo.
Alfredo Sanzol, director del Centro Dramático Nacional