PROGRAMA DE MANO
Sinopsis
* Las historias que acontecen en El cuaderno de Pitágoras, pese a ser ficción, están inspiradas en hechos reales y nacen fruto de la experiencia vivida en años de voluntariado en un módulo penitenciario; también se han elaborado a partir de entrevistas con familiares y colaboradores de distintos colectivos que trabajan en diferentes cárceles.
Un grupo de reclusos participa en la elaboración de una obra teatral que culminará con la exhibición final del espectáculo ―íntegramente creado por ellos― ante sus familiares.
El registro del proceso de ensayos en una especie de diario de navegación ―erróneamente llamado Cuaderno de Pitágoras― dará título a esta historia, que se intercalará con otras: la lucha por volver a construir una vida digna en libertad y el esfuerzo por sacar adelante a las familias en circunstancias especialmente complejas y dolorosas.
Desde una mirada fragmentada, íntima, desprejuiciada y por momentos muy divertida el espectador accederá a varias tramas dentro y fuera de los muros de una prisión.
Paqui y Furia serán los protagonistas de esta historia coral donde cuestionaremos el concepto de reinserción social analizando las dificultades, prejuicios y estigmas a los que se enfrenta todo aquel que haya cumplido o esté cumpliendo una condena.
Nota de la autora y directora
Dicen que en la cárcel hay dos días que no se olvidan, cuando entras y cuando sales.
Entré por primera vez en un Centro Penitenciario para dar una charla a los internos en calidad de dramaturga. Ellos a través del proyecto LOVA (La Ópera como Vehículo de Aprendizaje) iban a crear un espectáculo como si fueran una compañía profesional de teatro.
Llegué a casa llena de preguntas y consciente de mis prejuicios, continué asistiendo a esas sesiones atrapada por la experiencia brutal y extraordinaria que suponía ver cómo el TEATRO articulaba en todos una magia más potente de la que hubiera experimentado en cualquier otro proceso creativo.
Las tardes eran intensas, con momentos muy duros, otros muy divertidos y sorprendentes, porque estábamos en una cárcel, pero el teatro nos hacía libres… también a los voluntarios, que veníamos con nuestras propias cárceles, aunque cruzábamos sin problema las diecisiete puertas que a ellos les mantenían alejados del mundo exterior.
Cada semana un recluso diferente era el encargado de escribir en un cuaderno el registro de lo que había sucedido en la última sesión; este cuaderno era su cuaderno de bitácora, que pasaba de mano en mano. Uno de los internos, una tarde, por error, lo llamó El cuaderno de Pitágoras rebautizando ya, para siempre, el nombre de esos registros y que he querido utilizar como título, a modo de homenaje.
Una vez iniciado el proceso de escritura entré en contacto con otros colectivos que colaboran en cárceles con módulos de mujeres. Me parecía importante poder contar con ese punto de vista y plasmar las diferencias sustanciales de las que no era consciente: El 93 % de los reclusos son varones y en consecuencia el sistema penitenciario está ideado para ellos, provocando una evidente discriminación en materia de oportunidades, formación y reinserción.
Contar, por tanto, la experiencia de una mujer en una cárcel mixta con sus características particulares y su universo específico, hablar de los embarazos en prisión, los módulos de madres, los pisos de acogida y la condena social añadida que padecen las mujeres ha sido uno de los pilares fundamentales sobre los que también se sustenta esta historia.
Carolina África