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– Abuelo, ¿cuál es tu película favorita?
– Pregúntale a tu abuela
– Abuela, ¿tienes miedo a morirte?
A mi abuela se le escurre una lágrima, yo me escurro con ella.
Mi abuela tiene miedo a la muerte, yo también.
Este viaje es un juego de preguntas a mis abuelos y a mis abuelas, mi deseo de conservarlos conmigo, mi pirueta personal para esquivar la ausencia, mi homenaje a
cuatro personas importantes en mi vida, mi deseo de conservar su memoria, de embotarla.
Quiero colar a través de mí los recuerdos de mis abuelos, quiero mancharme las manos con pimentón, azúcar y sal, contarte que tras las entrevistas descubrí que
aparentemente no hay nada de extraordinario en sus vidas y que es precisamente eso, lo que me resultó extraordinario.
¿Qué ingredientes necesita una vida para ser extraordinaria?
Nos encontramos hablando de la muerte, de las despedidas, de cómo decir adiós.
Nos dimos cuenta de que tenía cuatro abuelos vivos y la pena conmigo, de que llegado el día, la fiesta con la que se despide a los muertos aquí, nos resultaba incompleta y ajena.
Nos descubrimos ideando otra despedida, la que dice adiós no a los muertos, sino a los que han vivido, y decidimos que era el momento de hablar con mis cuatro abuelos, de preguntarles cómo era y cómo es su vida, de recoger tarros de cristal y volver a las tardes de conserva de nuestra infancia donde las cosas se guardaban con cuidado, para que no perecieran.
Nos pusimos a construir unos estantes y una mesa, a ordenar respuestas y tarros de cristal, a arrojar luz sobre sus recuerdos, a hablar del amor, de un mundo de siembra y siega que desaparece, de los olores de la infancia, de la etimología de la palabra recordar…
Lo que empezó en la muerte, acabó convirtiéndose en un canto a la vida. Y nació está pieza, a la que titulamos Conservando memoria.
El Patio Teatro