Chela De Ferrari afirma: «Los personajes de Chéjov, atormentados por deseos insatisfechos e incapaces de ver la realidad que habitan, caminan a tientas buscando un paraíso perdido, irrecuperable. Las y los intérpretes ciegos de La gaviota tienen la capacidad de ver a sus personajes con humor y compasión».
La dramaturga y directora persigue el deseo de «hacer visible lo invisible» por ello asegura que «la propuesta quiere acercar al público a la realidad que viven las personas ciegas, haciendo un tejido entre las historias de los personajes de Chéjov y las propias».
Según explica Chela De Ferrari, «La gaviota nos habla del teatro y de la proeza que exige de las y los artistas. El elenco que encarna esta versión se encuentra entre ellos. La proeza que lo convoca quizá sea mayor que aquella que atraviesan la mayoría de los artistas, pero las posibilidades que ofrecen de resignificar la obra y decir algo nuevo, también».
Once intérpretes sobre el escenario dan vida a sus personajes: Patty Bonet, Paloma de Mingo, Miguel Escabias, Emilio Gálvez, Belén González del Amo, Antonio Lancis, Domingo López, Eduart Mediterrani, Lola Robles, Agus Ruiz y Macarena Sanz, acompañados en las tablas del músico Nacho Bilbao, encargado también de la música original y el espacio sonoro en vivo.
Belén González del Amo, que encarna a Nina, destaca que el montaje «ensalza la ceguera como algo que teatralmente suma y no resta. Es algo que se ha hecho muy poco y que para mí es precioso». Para la actriz, la gaviota simboliza «la imperiosa búsqueda de libertad frente a la realidad que nos impide alzar el vuelo».
Para Agus Ruiz, en el papel del afamado escritor Boris del que se enamora Nina, la obra habla de «el deseo de encontrar sentido a una existencia donde nada parece moverse porque, quizá, no haya a donde ir. De nosotros
dependerá rendirnos, luchar con pasión, conformarnos, lamentarnos o incluso aceptar el precio por hacerle honor a una vida en la que todos matamos lo que amamos».
Lola Robles, que da vida a la famosa actriz Arkadina, madre de Konstantin, define su relación como «dolorosa porque, aunque quiere a su hijo, no sabe cómo demostrar su amor».
Eduart Mediterrani, que interpreta a Konstantin, destaca el conflicto que plantea Chéjov entre dos formas de hacer teatro. «Mi personaje es un espíritu indómito que busca su propia manera expresiva. Es el choque entre un espíritu crítico e innovador y aquel que va en las corrientes del mainstream».
Macarena Sanz interpreta a Alicia, un personaje nuevo que romperá la cuarta pared con el público a lo largo del montaje. «Mi personaje viene a ser la regidora de la función, pero a diferencia de cualquier regidora de una sala de teatro (invisible para el público), Alicia estará siempre en el escenario. Es un personaje que se va contaminando de la ficción y que empezará a jugar dentro de la escena ocupando las dos dimensiones: dentro y fuera».
La escenografía minimalista de Alessio Meloni, muestra un escenario desnudo en el que puede verse la iluminación de David Picazo, un vestuario contemporáneo de Anna Tusell, sonido de Kike Calvo y el vídeo de Emilio Valenzuela en el que se proyecta el lago de la casa de veraneo, que irá descomponiéndose a lo largo de la obra. Todo ello reforzado por la coreógrafa Amaya Galeote, la asesoría de los dramaturgistas Luis Alberto León y Melanie Werder Avilés y de la actriz Lola Robles en accesibilidad.
Esta producción del Centro Dramático Nacional estrenada en el Festival d’Avignon 2024 podrá verse desde el 9 de octubre y hasta el 10 de noviembre en Madrid, en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle Inclán.