Esta temporada hemos elegido como lema “POSTURAS ANTE LA REALIDAD”. El término postura hace referencia tanto a la posición del cuerpo como a la disposición ante un asunto. Las posturas que tomamos frente a los hechos de la realidad, y la manera que tenemos de analizarlos, son esenciales para vivir. Sin embargo, muchas de nuestras posturas no son conscientes o están manipuladas. Pueden estar condicionadas por prejuicios y mentiras. O la postura de las otras personas nos influye tanto, que nos limitamos a imitar corrientes de posturas. El drama se construye con personajes que adoptan diferentes posturas ante la realidad y los cuerpos de las actrices y actores dan forma a esas posturas. Son metáforas de las nuestras y nos sirven para hacerlas conscientes. La sociedad en su conjunto parece que se estructura en un gran dibujo con las diferentes posturas, que muchas veces entran en conflicto.
¿Cómo puede ser que vivamos en una sociedad en la que no hay un consenso sobre la postura que tenemos que tomar ante la violencia machista? ¿Cómo puede ser que las mujeres tengan que adoptar posturas de humillación en el espacio público por miedo? La madre de Frankenstein, Depois do silěncio, Hedda Gabler, La casa de Bernarda Alba, El teatro de las locas o Primera Sangre son obras que tienen en el centro la violencia que han sufrido y sufren las mujeres en la vida familiar, en la pública y también en los momentos de mayor fragilidad, cuando históricamente se ha asociado la locura a lo femenino.
La postura de los cuerpos en una sociedad es también reflejo de lo que no se puede decir. Los cuerpos encarnan la ausencia de palabras; los cuerpos no normativos son objeto de una violencia que necesita como vía de expresión un teatro no dogmático. Y la infancia, privada de los cuerpos de sus madres y padres, – sustituidos por pantallas –, se hunde en la tristeza. Ricardo III, Proyecto Helen Keller, Los gestos, Sans tambour, Play! y Forever subrayan la fuerza expresiva del cuerpo y nos preguntan por nuestra postura ante las palabras.
En el espacio de la escena, la postura cuenta una historia y el propio espacio condiciona ese relato. Los lugares de representación son objeto de reflexión como metáfora de la realidad. Frente al edificio, la vida nómada de los teatreros, hermanos de los feriantes. Juego, diversión, imaginación y esperanza de una vida colectiva armoniosa. Everywoman, Pequeño cúmulo de abismos, Feriantes, El jardín de las delicias y Los gatos mueren como las personas le rompen al teatro las paredes falsas, lo reclaman como último deseo, lo convierten en fuerte contra la destrucción, lo hermanan con la feria y le piden fe.
Nuestras posturas son también resultado de la historia. Incluida la postura de nuestro cuerpo, que guarda la memoria de los que nos precedieron. Recordar que la realidad que vivimos tiene su origen en las posturas que otras personas habitaron, nos ayuda a entender la nuestra. Iribarne, Misericordia, Breve historia del ferrocarril español, Los guapos y Así hablábamos tratan sobre la familia como objeto del trauma, los destinos compartidos y escindidos, la increíble influencia de la voluntad de una sola persona, la mirada escandalizada al pasado, o la necesidad de interlocutor.
La historia de la postura física del ser humano es esencial. El momento en el que pasamos a ser bípedos todo cambió. Dejar el mundo de las cuatro patas nos abrió a otra dimensión. Aún tenemos pendiente pasar a ser bípedos del alma y en esta tarea, desde el Dramático, queremos poner nuestro pequeño grano de arena.
[ Alfredo Sanzol. Discurso de presentación de la temporada ]