Nao Albet describe Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach como “un viaje autoficcional de dos alter ego [Nao y Marcel] que reciben un encargo para hacer una obra en un teatro muy importante. Al escribir la obra se dan cuenta de que quizá no están siendo lo suficientemente fieles a lo que verdaderamente quieren hacer y recurren a la ayuda de una tercera persona. A partir de ahí, surge un viaje onírico, muy imaginativo y muy gamberro también”.
Uno de los principales temas que los autores y directores querían abordar con esta propuesta que vuelve a situarse como un totum revolutum entre varios géneros –tiene componentes de thriller, con un peso importante de la autoficción y el metateatro y juega de forma muy libre con las estructuras, tanto narrativas como de puesta en escena– es la pregunta en torno al arte: “¿con quién nos queremos identificar, qué tipo de teatro queremos hacer?”. Es la eterna dicotomía entre lo clásico y lo contemporáneo, lo viejo y lo nuevo que, a nivel de creadores, resuelven con la conclusión de que “no nos queremos casar con nadie, estamos a gusto entre dos aguas, haciendo esto que por momentos es súper teatral, convención absoluta, y en otros momentos se desprende de las máscaras y es mucho más trash, más radical”.
Además de firmar la autoría y dirección, los creadores interpretan a los dos protagonistas, acompañados por siete actores que se desdoblan con ritmo frenético para interpretar hasta más de 40 personajes. El elenco se compone, además de Nao Albet y Marcel Borràs, de Carlos Blanco, Irene Escolar, Alina Furman, Eva Llorach, Francesca Piñón y Vito Sanz.
“Pocas veces tienes la oportunidad de jugar a interpretar personajes con la libertad creativa y con la imaginación que Nao Albet y Marcel Borràs te permiten”, manifiesta Irene Escolar, quien encarna en la obra a María Kapravof, la performer rusa que inspira y arrastra a los dos protagonistas a su universo artístico de búsqueda de la verdad escénica. La actriz, que ya trabajó con ellos en Mammón, califica Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach como “un montaje explosivo, lleno de imaginación, juego y música, con una dramaturgia contemporánea muy interesante” que considera que enganchará a todo el mundo, pero especialmente a los jóvenes. “La gente menos habituada a ir al teatro va a descubrir otra manera de contar, de hacer teatro, con unos códigos y referentes muy cercanos a nuestra generación”, añade Escolar.
Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach se estrena el 5 de febrero en el Teatro María Guerrero, donde estará hasta el 21 de marzo.